Crislane, la peque. |
Ha llegado la hora de ver a los niños. ¡Oh dios mio, hay chicas nuevas y son mayores! Me miran extrañadas, con rareza, ¿Quién es? Nuevamente me tengo que presentar y explicar que no hablo muy bien portugués y que tienen que tener paciencia conmigo, que seguramente al final será al revés…
Antes
de hacer los deberes han tenido un tiempo de juego. De nuevo, la protagonista,
la comba. Les encanta jugar y saltar con ella, pero lo que más me sorprende es
que en ningún momento se quejan por “tener que dar”. Jugando, recordaba cuando
éramos niños y siempre nos enfadábamos con algún amigo o alguna amiga porque no
quería dar en su turno o nos intentábamos escaquear. Pues aquí no, de hecho
tengo una pequeña de 4 años, Crislane, que lógicamente no puede con la cuerda
grande y entre las chicas se turnan para dar por ella.
Después
del estudio, íbamos a ver una peli, pero el DVD falló. Salgo al patio y veo a
las pequeñas sentadas y aburridas. Imaginación al poder. He cogido unas sillas
y dos muñecos y he comenzado a improvisar circuitos. Con el camión en el que
ayer os contaba que paseaba al pequeño Joan, hoy hemos hecho competiciones.
Unas veces solas, otras en parejas, cada vez tenían que realizar una carrera
diferente. Yo cronometraba el tiempo que después acababa apuntado en mi brazo
(he acabado con las manos llenas de números) y ellas han corrido, saltado y reído durante un buen tiempo. Al final han
acabado dándome ideas para nuevos recorridos y ellas mismas se han propuesto
pensar en casa nuevas cosas para poder hacer mañana. Ya os contaré el
resultado. De momento el de hoy lo podéis ver aquí.
Sencillez, esa es la palabra del día. Con una pizca, ganas de disfrutar y un poco de imaginación se puede conseguir lo que quieras. Si intentásemos ponerlo en práctica, un poquito, en nuestro día a día, nos daríamos cuenta de todas aquellas cosas que tenemos y que nos sobran. O ¿no recordamos las aventuras que nos inventábamos de pequeños, lo bien que lo pasábamos con una comba y un balón, persiguiendo algún bichillo…? Éramos felices, ¿Verdad? El verano pasado ya tuve este mismo pensamiento y ahora que escribo me da cierta rabia pensar que a mi vuelta yo misma no podré poner en práctica esta sencillez. Sister Margaret, en Bombay, decía: “la sociedad nos arrastra, nos transforma” ¡Cuánta verdad! Espero que por lo menos escribiéndolo, de vez en cuando me pare a leer y a tomar conciencia de ello. Y si os sirve también a vosotros la satisfacción será doble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario